El 2020 fue un año para no olvidar, lleno de retos y complejidades; Una pandemia que nadie esperaba cambió la cotidianidad, mandó al traste la noción de crecimiento y obligó a miles de ciudadanos a transformar sus hábitos de consumo y modelo productivo, iniciando gobierno, las administraciones locales sacaron adelante lo que nadie tenía en planes, una emergencia social, de salud y económica; De un cierre total a una reapertura controlada Villavicencio mostró su talante.
La crisis es más dura en nuestra ciudad, no olvidemos la antesala a la misma, el contexto en donde el reto es mayor para sus ciudadanos y el gobierno local; Un modelo productivo que no genera valor agregado, pérdida de recursos de regalías por la reforma y un cierre prolongado de la vía al llano, sumen una pandemia y tendrían un coctel molotov para la economía y el aparato productivo local; el resultado opuesto es la suma de políticas adecuadas y la fortaleza de su gente.
La realidad es contundente, la reapertura fue exitosa, pasamos de un desempleo en junio del 28,6% a una tasa en noviembre del 19% (Indicadores del mercado laboral DANE), este resultado es la suma de muchas variables; Un gobierno presente, un aparato productivo resiliente que se adapto y un consumo que se desplazó en el tiempo por su previsión y expectativas sobre el futuro.
Aunque las ramas económicas que mayor concentraron población ocupada fueron el comercio y la reparación de vehículos (25%), es indudable, y casi que se torna como una ruta para la reactivación, que la construcción y la infraestructura son ramas que permiten una mayor agilidad en el impacto de la inversión (Participación en población ocupada agosto octubre 9,9%), al momento de buscar crecimiento y reactivación económica, ambas ramas económicas son contra cíclicas y generan encadenamientos hacia atrás o encadenamientos hacia adelante.
El concepto de encadenamientos hacia atrás expresa la capacidad de cada sector para impulsar a otros, al utilizar insumos de esas actividades y el encadenamiento hacia adelante hace referencia a la capacidad de un sector para estimular diversas ramas económicas por su generación de oferta o constitución como intermediador en los procesos productivos, según Fedesarrollo en la aplicación del índice Rasmussen-Hirschmanpara para 68 actividades de la economía colombiana, la construcción se ubica como sector clave o impulsor.
En Villavicencio este sector tuvo una reapertura con acompañamiento de la Secretaría de Control Físico y el Alcalde Felipe Harman consolidó, junto con el equipo de la Secretaría de Planeación, herramientas para incentivar su reactivación, acciones que a mediano plazo generan encadenamientos necesarios para impulsar la economía.
El último trimestre de 2020 según el censo de edificaciones (CEED) del DANE, nos deja una cifra de 48.677 metros cuadrados que reiniciaron actividades, 34.827 metros cuadrados de áreas nuevas y 148.001 metros cuadrados de procesos que continuaron a pesar del confinamiento, el reto es dinamizar procesos como la generación de licencias de intervención de espacio público, la aprobación de planes de implantación y la adopción de planes parciales como herramientas para la habilitación del suelo, la liquidación de plusvalías para motivar inversiones y la legalización de barrios para fomentar un urbanismo comunitario en la ciudad.
En el 2020 logramos avanzar en la titulación de predios y en la generación de instrumentos urbanísticos como fue el incentivo para el pronto pago en la plusvalía, además de acompañar proyectos estratégicos y aprobar el Plan de Desarrollo; Para el 2021 dinamizaremos el sector construcción con acciones que promuevan la disponibilidad de tierra, la reducción de incertidumbre normativa y la captura de valor del suelo, pasaremos de la reapertura a la reactivación para generar un impulso desde la construcción para la economía local.