El hueco fiscal de 12.5 Billones de pesos o más, en el Presupuesto Nacional para el siguiente año, ha puesto en el debate público diversas preguntas, entre las cuales están; Los resultados de la última reforma tributaria, la existencia de recursos para el post-conflicto y la inversión en sectores como la educación, la salud, y el agro, por lo cual estos interrogantes, entre otros, dan paso a la posibilidad cierta de una nueva reforma tributaria.
Corresponde preguntar sí las acciones propuestas en la anterior reforma tributaria son parte de la causa del déficit actual, la mencionada reforma para la equidad, fue ampliamente debatida, pero el resultado no es favorable, dentro del marco fiscal de mediano plazo, los ingresos tributarios proyectados para los siguientes 10 años, no cubren el monto total de gastos del Estado, el posible déficit, aunque con una tendencia decreciente, conllevara a que en promedio para ese período de tiempo se presente un balance negativo en las finanzas del Estado .
La reforma tributaria del 2012, contribuyo a la no tributación, en la medida de las nuevas reglas de pago poco concretas, asimismo genero un rezago en el crecimiento del recaudo, donde la variación porcentual entre el año 2010 y el 2011, fue del 25%, frente a un crecimiento del 2012 al 2013, ubicado solo en un 8% , sumado a los beneficios a grandes capitales, como la disminución en el impuesto sobre la renta y la mutación de los parafiscales, con todo y lo anterior las consecuencias de la norma aprobada, no aumentaron el recaudo, y tampoco mejoraron la equidad.
Debo agregar, que la causa del hueco fiscal es aun más amplia, el argumento presentado por Fedesarrollo (Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo) define que la perspectiva estimada en el impacto fiscal de la política pública, y los posibles choques externos afectarían la economía nacional, la organización sin animo de lucro concluye que la previsión de gasto público, en relación a lo propuesto para los próximos años de gobierno, presenta una necesidad de aumentar la inversión en 2,1% del PIB anuales, para el conjunto de sectores, agrícola, pensiones, salud y educación.
Partiendo del punto de un sistema económico globalizado, los choques externos conservan gran influencia en el espectro macroeconómico, por lo cual la perspectiva del precio del petróleo, con una tendencia a la baja por el dinamismo en la producción mundial, sumado a la disminución del precio en otras materias primas básicas, proyectan una afectación en el contexto económico nacional y por consiguiente también una incidencia en las finanzas públicas, la prueba de esta situación, se da en lo dicho por el Fondo Monetario Internacional, donde la correlación entre la desaceleración de la actividad económica de los países emergentes, y los niveles de precio de los factores productivos antes mencionados, se da en 0,8 (Directa, coeficiente próximo a 1 define correlación muy fuerte), por lo tanto, la economía colombiana y las finanzas públicas del
Estado, deben tener una previsión de largo aliento en materia tributaria, donde con referencia a lo mencionado, Fedesarrollo deriva que el impacto anual sobre las cuentas fiscales del Presupuesto Nacional, en relación a choques externos, estaría alrededor del 0,8% del PIB .
Por último, referirse al post-conflicto es hablar de necesidad de recursos, la disposición presupuestal aun no se tiene definida, el argumento del gobierno en palabras del director del Departamento Nacional de Planeación, Simón Gaviria, es “hasta que no estén firmados los acuerdos entre el Gobierno y las Farc, no se tiene claro cuánto se invertirá en el tema del posconflicto ”, lo que sí tiene un análisis profundo, es el costo de la guerra en Colombia.
Al respecto se puede mencionar los efectos del conflicto en la economía nacional, un tema sobre diagnosticado, donde el trabajo del Magister en Economía Iván Mauricio Durán Pabón, “Conflicto armado y crecimiento económico municipal en Colombia”, es un documento de análisis profundo de la relación crecimiento – conflicto, en este escrito se presenta una investigación del contexto y dinámica de la confrontación armada desde 1998 al 2008, y la aplicación de la metodología econométrica denominada diferencias en diferencias, utilizando datos del nivel municipal, concluye;
“La violencia destruye capital humano y capital físico. Segundo, afecta los flujos de comercio. Tercero, genera incertidumbre que desincentiva la inversión. Y cuarto, desvía gasto del gobierno hacia actividades menos productivas como el gasto en defensa ”
Los argumentos citados, contribuyen al debate de la necesidad de recursos para el logro de objetivos de política pública y la construcción de acciones de orden estructural para alcanzar el desarrollo, lo cierto es que el gobierno debe asumir su responsabilidad frente a la reforma tributaria del 2012, la previsión de recursos propuesta en esa norma no dio los resultados esperados, y la literatura económica reconoce la incidencia negativa de la inestabilidad tributaria en la inversión privada y el crecimiento, por lo cual, gremios como Asobancaria perciben como negativa un nueva reforma.
Finalizando, el sistema tributario en Colombia necesita un cambio profundo, no solo la falta de recursos, y la necesidad de los mismos son las variables a revisar, el sistema actual es regresivo, y presenta dificultades que permiten la evasión, dentro del informe Doing Business del Banco Mundial, bajamos 3 posiciones, en la categoría -Carga administrativa asociada con el pago de impuestos y contribuciones- ubicándose Colombia en el escaño 104, entonces; Además de ser necesarios los recursos, conseguirlos a través de la forma de recaudo actual, también es una dificultad, en su conjunto los elementos del sistema tributario deben revisar a fondo, y no quedarse en la solución fácil de ampliar el período de aplicación de impuestos temporales, que de temporales poco, y de regresivos mucho.