Desde el pasado 21 de noviembre millones de ciudadanos han dejado atrás su diario vivir para unirse a la movilización social, la vida normal en el país se vio interrumpida por el sonar de millones de cacerolas, el marchar de estudiantes, padres, madres, trabajadores, indígenas y personas que espontáneamente expresaron su inconformidad, tienen la consigna de cambio como petición fundamental; En un país donde lo normal es el esfuerzo diario para SOBREVIVIR, y resalto sobrevivir, ese concepto de normalidad debe ser evaluado.
La costumbre no puede cegarnos y opacar la realidad, imagine en este momento una pareja, una familia colombiana, y piense ¿qué es lo normal?; Este relato empieza con José Antonio y Luz Marina, los nombres más comunes de Colombia según la registraduría, una pareja de jóvenes de 29 y 25 años, con un hijo de 4 años, rangos de edad más representativos del país, según la distribución poblacional por sexo y edad presentada por el DANE, con información del censo nacional.
Ellos son una familia normal, común en nuestra sociedad; El con esfuerzo es uno de los 15.733 egresados de una carrera universitaria en el 2018, ella también graduada el año anterior de una formación tecnológica al igual que otras 9.844 personas; Él, administrador de empresas profesión con mayor número de egresados del país, ella tecnóloga en gestión administrativa (Fuente Ministerio de educación, Graduados en educación superior – Colombia 2018), ambos titulados por instituciones privadas, al igual que la mayoría de profesionales y posiblemente los dos son parte de los 636 mil colombianos activos en productos y servicios del ICETEX.
¿Por qué atribuirles de entrada un crédito en el ICETEX? Es una posibilidad; Si vemos más a fondo su vida, son hijos de familias de clase media, padres sin rentas fijas, puede que sean propietarios de pequeños negocios informales o personas pensionadas con 2 o 3 salarios mínimos, porque trabajaron toda su vida en empresas de la época (Telecom o el antiguo Seguro Social), este relato se repite en miles de familias, puede ser el suyo.
Sigamos con lo Normal, ellos viven juntos y pagan un arriendo en la ciudad más poblada de Colombia, Bogotá, donde según un estudio elaborado por la firma Cushman & Wakefield se pueden encontrar zonas con cánones de arrendamiento comparables con Seattle en Estados Unidos, pero ellos pagan el monto normal, el común para el 43% de la población de Bogotá según Fedelonjas, el gremio inmobiliario, un valor en promedio de $525.348 pesos (Dato a considerar).
Él trabaja en el sector comercio, hoteles y restaurantes, el mayor generador de empleo en Bogotá y a nivel nacional, siendo parte por su grado profesional del 26,2% de la población con subempleo subjetivo por un inadecuado nivel de ingreso, su salario es de un nivel asistencial 5, cercano a un millón y medio de pesos, por el contrario, ella hace parte de los millones de personas desempleadas en el país, el 10,2% en septiembre de este año (Fuente DANE).
La mayor parte de sus ingresos los utilizan, de acuerdo al gasto promedio de los hogares colombianos presentado en el informe del IPC del DANE, en lo siguiente: Arriendo 28%, bienes y servicios diversos (Cuidado personal, Efectos personales, Protección social, Seguro, servicios financieros, Otros servicios) 18%, alimentación 15% y transporte 9,5% un total del 52% de sus ingresos, si incluimos el valor de la cuota del ICETEX, el remanente es insuficiente para generar capital y lograr una transición, por lo cual, si solo tienen su mano obra como generador de ingresos ¿Las condiciones sociales y económicas, les permitirán mejorar su nivel de vida más adelante? ¿Su hijo tendrá más oportunidades?
Ellos diariamente encuentran en su normalidad miles de barreras para un buen vivir, un ingreso bajo con pocas posibilidades de crecer, una situación de angustia constante por los gastos crecientes demandados por el querer una vida mejor para su hijo, una resignación paulatina, de que ella no encontrará trabajo, y un sin número de información que los atrapa y cautiva en una cultura trivial, que los hace mirar al otro lado, cuando ven la realidad de muchos; El niño que vende bolsas en los semáforos, los pacientes que se enfrentan a un sistema de salud ineficiente, millones como ellos que posiblemente no se pensionaran o el campo que tiene para producir pero se enfrenta a una realidad no competitiva.
¿La historia de José Antonio y Luz Marina es la normalidad correcta? Estamos en un país que no ofrece la posibilidad de crecer, que por el contrario tiene barreras enormes para el buen vivir, un país desigual, un país donde el año pasado el 27% de la población no tenía 257.433 pesos para cubrir su canasta básica (Pobreza Monetaria – DANE) y el 7.2% no logro obtener 117.605 pesos para adquirir únicamente una canasta de bienes alimentarios (Pobreza Extrema – DANE).
Esa es la realidad de nuestro país, seguimos con lo normal que es SOBREVIVIR, o golpeamos la cacerola y exigimos un cambio.