Un fallo estructural.

La concepción académica y política alrededor de la economía a nivel mundial se encuentra en la vía de retomar un paradigma, cada día se suman voces a la visión de una medición de la eficiencia de la política económica, frente a los resultados que arroje los niveles de bienestar, con un concepto más amplio que la noción dada por el cálculo del Producto Interno Bruto. Por el contrario, la propuesta se orienta a ubicar esta valoración en el marco de un fenómeno, que parece constante en diversos países y cuya problemática afecta el crecimiento; La desigualdad.

Esta visión, no solo es impulsada actualmente por el profesor Joseph E. Siglitz, quien desde su libro -El precio de la desigualdad- lidera este paradigma, se une a este enfoque, el igualmente premio nobel de economía, el profesor Michael Spence, quien define en su última columna “Good and Bad Inequality”, escrita para el portal Project Syndicate, lo siguiente; La idea de que la redistribución de la riqueza a través del sistema fiscal debilita el crecimiento, es un concepto que bajo las circunstancias actuales no corresponde a la realidad, afirma por el contrario que la desigualdad es un determinante del crecimiento.

Como argumento común, y para determinar un orden en los conceptos proporcionados, los autores orientan la valoración del nivel de bienestar medido en el nivel de ingresos, en el marco de la noción económica de que ésa variable (Ingreso), establece en el sistema actual el acceso a elementos para lograr bienestar, por lo cual se habla de desigualdad en el ingreso, ahora bien, ambos economistas insisten y reconocen la vigencia del fenómeno presentado por el filósofo Jean Jacques Rousseau, la desigualdad moral, y a su vez aducen la causalidad de ese factor dentro de una mala distribución del ingreso en la sociedad.

Teniendo este repaso teórico en mente, se puede afirmar con total certeza; La desigualdad (de ingresos o moral) es un impedimento para lograr desarrollo económico, concepto integral que incluye el nivel de bienestar definido en un mejoramiento de la calidad de vida, al igual que la posibilidad de una modificación estructural en el sistema, con el objeto de optimizar la productividad, de esta forma se deduce que el crecimiento no es una medida suficiente de bienestar en la sociedad.

La desigualdad como fenómeno económico y social deriva diversas secuelas, el quebranto en el crecimiento y el agotamiento del mismo para el logro de alcanzar el desarrollo económico, son resultados macro de la presencia de la variable, pero no son los únicos, al lado de ellos se puede mencionar lo dicho por el Vicepresidente Senior de Desarrollo Económico para el período 2003 – 2007 del Banco Mundial, Francois Bourguignon, quien define; La criminalidad y la violencia son conductas que hacen evidentes la mala distribución de los ingresos en la sociedad.

El economista francés propone un modelo teórico que presenta una sociedad categorizada en pobres y no pobres, donde define el dividendo de la criminalidad con base a una reducción del monto logrado en caso de pagar una sanción por ser capturado, por lo cual concluye; El individuo optara por la actividad criminal si su utilidad esperada es mayor que la de la actividad legal.

En el marco del modelo propuesto, se concreta el proceder económico de los individuos acorde a la existencia de niveles de pobreza, y con ello se define la posibilidad de presencia de una pobreza relativa, por lo tanto, la eventualidad en la vigencia del fenómeno de desigualdad en el ingreso, es causal de la criminalidad, por lo cual el autor concluye; Un proceso de crecimiento económico acompañado de un incremento en la pobreza relativa (Desigualdad en el ingreso) debería llevar, si las demás variables continúan constantes, a un aumento en la tasa de criminalidad .

Esta conclusión es importante para el momento actual de la sociedad colombiana, con sano criterio, he mencionado en diversas ocasiones la presencia del fenómeno de la desigualdad como fallo del modelo económico vigente, pero recapitulemos; Nuestro país ocupa el lamentable cuarto lugar en peor distribución del ingreso según la CEPAL (Comisión económica para américa latina), el segundo mayor recaudo tributario, según la DIAN, en el marco de la actividad interna, para el 2013 fue el IVA con una participación del 27% del total, un impuesto regresivo, y la política social para disminuir la desigualdad, según Asobancaria en el marco del gasto público monetario, no da los resultados esperados.

La posibilidad de una sociedad en Paz, debe ser consolidada con una política de Estado para acabar la desigualdad, es evidente que la presencia de este fenómeno aleja la posibilidad de una nación que logre pasar del discurso constante de crecimiento, hacia el logro de desarrollo económico y social, que integre bienestar, calidad de vida y un vuelco hacia la eficiencia del sistema productivo.

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